Sin nuestra transformación profesional, la transformación digital no es posible. Pero para ello necesitamos estar concienciados de la necesidad del cambio, motivados para abordarlo, preparados para ponerlo en marcha, y aplicar hábitos en el día a día que lo conviertan en realidad.
Primer paso: el aprendizaje autónomo
Tenemos que ser capaces de aprender de manera autónoma, y de mantener nuestro conocimiento actualizado continuamente. En el entorno actual tan cambiante, no podemos quedarnos esperando a que alguien nos dé un curso y luego olvidarlo, volver a nuestra rutina y esperar al siguiente.
La repetición continua del ciclo “aprendizaje autónomo – aplicación al puesto” como un hábito profesional es una de las claves de nuestro desarrollo profesional y de la transformación digital de nuestra organización. Y existen métodos, procedimientos, competencias y buenas prácticas para mantenerse siempre informado.
Segundo paso: el intercambio de conocimiento
Tenemos que ser capaces de compartir con los demás nuestro trabajo, y de colaborar con otros para intercambiar experiencias y generar conocimiento. Hoy en día mantener el conocimiento aislado en nuestra cabeza no es garantía de poder. Al contrario, las empresas demandan profesionales que compartan, enseñen, colaboren, interactúen… En concreto, personas que trabajen en grupo, añadan valor y generen conocimiento compartido.
Y no lo olvides, el que enseña aprende, y el que comparte recibe… Otro ciclo que repetido como hábito nos lleva a la transformación profesional.
Tercer paso: la creatividad e innovación
Tenemos que ser capaces de trabajar de manera creativa, mejorando lo existente e innovando en soluciones, procesos… No podemos repetir tareas una y otra vez de la misma forma. La innovación es cosa de todos nosotros, independientemente del departamento al que pertenezcamos.
La creatividad, la innovación y la capacidad de adaptación a los cambios que continuamente se producen son fundamentales para la transformación profesional.